Hoy nos despedimos con el corazón lleno de amor y gratitud por todo lo que nos diste. Fuiste mucho más que una perrita, fuiste parte de nuestra familia, un miembro especial que siempre nos hizo sonreír y sentir su amor incondicional. En cada rincón de nuestra casa, quedarán tus huellas, tus ladridos, y las memorias de esos momentos felices que compartimos.

Nos duele verte partir, pero sabemos que ahora descansarás en un lugar lleno de paz, donde podrás correr libremente, tal como siempre lo hacías en nuestros sueños. Gracias por cada día a tu lado, por cada momento lleno de alegría, por tu lealtad y por ser nuestra compañera fiel. Siempre te llevaremos en el corazón.

Que el cielo te reciba con la misma ternura con la que te dimos la bienvenida en nuestras vidas. Hasta siempre, Luna, siempre serás parte de nuestra familia.

Con todo nuestro amor,
Tu familia.