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Hoy nos toca decirte adiós, y aunque el corazón está roto, queremos que sepas cuánto te amamos y lo agradecidos que estamos por cada momento que compartimos contigo. Fuiste más que una mascota; fuiste un amigo leal, un compañero fiel y una fuente inagotable de alegría.
Tu ternura, tu energía y esos ojitos llenos de amor iluminaron nuestras vidas de una manera que nunca olvidaremos. Los paseos en el parque, los juegos en casa, y esos pequeños momentos de cariño quedarán grabados en nuestros corazones para siempre.
Aunque ya no estés físicamente con nosotros, tu espíritu siempre vivirá en cada rincón de nuestra casa y en cada recuerdo que guardamos con cariño. Te extrañaremos profundamente, pero sabemos que te has ganado un lugar especial en el cielo, donde estarás corriendo libre y feliz.
Gracias, Apolo, por todo el amor y la felicidad que nos diste. Siempre te llevaremos en nuestro corazón.
Con todo nuestro amor,
Tu familia







